lunes, 19 de julio de 2010

Perdona si te llamo amor.

Buenos días mundo. ¿Me haces un regalo hoy?
Me gustaría levantarme de la cama y encontrarme una rosa. Roja no. Blanca. Pura. Para escribir en ella como si fuese una página nueva. Una rosa dejada por alguien que piensa en mi y a quien todavía no conozco. Lo sé. Un contrasentido. Pero me haría sonreír. La cogería y me la llevaría al instituto y la dejaría apoyada en el pupitre, sin más, sin decir nada. (...) Y yo, todavía sin decir nada, la dejaría allí toda la mañana. Después a última hora, arrancaría uno a uno todos sus pétalos, y con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: "Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer..." Y después, tiraría los pétalos por la ventana, el viento se los llevaría.

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